Decisiones, control y felicidad: siete curiosidades de los videojuegos
Los videojuegos tienen cada vez más aceptación entre las distintas generaciones, no solo por la propia historia del gaming y su difusión a través de los juevos en dispositivos móviles, sino también por las historias que pueden contar, sus equipos multidisciplinarios de desarrollo y las capacidades que les fueron descubriendo.
En principio, los juegos de acción pueden ayudar a tomar decisiones más rápido. Un estudio compartido entre las universidades de Rochester, Ginebra, Wisconsin-Madison y Ohio en 2014 (y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences) señaló la velocidad que imprimen los videojuegos sin que las elecciones sean fallidas: conducir mejor, hacer varias cosas a la vez o hasta reconocer personas en la calle son ejemplos de lo que pueden hacer títulos como Call of Duty. Los títulos, determinaron, son capaces de aportar un 25% de rapidez a las decisiones.
Otro punto, según los científicos del Instituto Max Planck de Alemania, es que los videojuegos aumentan la materia gris para beneficiar "la orientación espacial, la formación de la memoria y la planificación estratégica". También intervienen en las habilidades motoras finas. La conclusión, publicada en la destacada revista Nature, llegó a través de Super Mario 64, al cual un grupo de adultos jugó durante dos meses, 30 minutos al día. "Esto demuestra que regiones específicas del cerebro pueden ser entrenadas a través de los videojuegos”, explicó Simone Kühn, científico senior en el Centro de Longevidad y Psicología del instituto.
De ello, se deriva otro dato de las Universidades de Toronto y Utah: así como los deportes, el gaming tiene posibilidades en el aspecto terapéutico, de manera que ayude a pacientes con esquizofrenia, estrés post-traumático, enfermedades neurodegenerativas y accidentes cerebrovasculares. Asimismo, un cirujano que juega con regularidad puede obtener más precisión que sus colegas.
La quinta curiosidad versa sobre una investigación de la Universidad de Oxford que, con más de 5000 chicos, demostró que quienes ingresan al mundo del videojuego de forma regular tienen menos tendencia a la hiperactividad, poseen menos problemas emocionales y son más felices. De todas formas, también el exceso es malo (tres horas en vez de una, por ejemplo) y, en ambos casos, los resultados no son concluyentes.
Sin embargo, sí hay comprobantes de que los juegos aumentan la sociabilidad. La imagen del gamer solitario -y sufriendo o lamentando esa soledad- queda cada vez más atrás con el estudio de la Universidad de Columbia que sugiere mayores competencias intelectuales y mejores relaciones entre compañeros. De nuevo, los representantes del reporte explican que no hay que "sobreestimar" los resultados, pero que es posible investigar de forma más profunda de qué manera los videojuegos afectan positivamente a los jóvenes.
Finalmente, vale destacar el control de los sueños lúcidos, aquellos donde las personas son capaces de controlar sus acciones. Los jugadores tienden a soñar de esta forma con asiduidad, según las encuestas de Jayne Gackenbach, psicóloga de la Universidad MacEwan de Canadá. “Los gamers están acostumbrados a controlar sus entornos, así que pueden trasladar eso a sus sueños", indicó. Además, explicó que eso lleva a tener menos pesadillas e, incluso, sueños con menores niveles de violencia.
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