Isao Takahata, una luciérnaga del cine
Por Emilio Gola
El mundo perdió a una estrella de la animación: Isao Takahata, director de cine japonés y cofundador del ya legendario Studio Ghibli, falleció a sus 82 años en un hospital de Tokio a consecuencia de un cáncer de pulmón.
Takahata nació en Ise, en la prefectura de Mie, y allí sobrevivió a los bombardeos estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial. Estudió filología y literatura francesa en la Universidad de Tokio y luego llegó al estudio Toei Animation para, en 1968, dirigir su primer largometraje animado, La princesa encantada.
Si bien su amigo y cofundador de Ghibli, Hayao Miyazaki, es la cara más visible de los estudios, Takahata realizó un trabajo igualmente excelso y multipremiado (recibió, entre otros, el premio del Festival de Animación de Annecy, Francia). Varió tanto en estilo como en narrativa, demostrando conocimiento para saber cómo impactar al espectador de forma sutil.
Fue su cuarto proyecto, La tumba de las luciérnagas (1988), el más admirado por la crítica internacional a pesar de su fracaso comercial, ya que significó uno de los más poderosos mensajes antibélicos (aunque el propio Takahata no lo veía así). Además, el famoso crítico Roger Ebert la incluyó en su lista de las mejores películas de todos los tiempos.
Pero la inocencia de niños inmersos en las tragedias del Japón de los 40 supo dar paso a películas como Recuerdos del ayer, que explora el pasado y presente de una joven de 27 años mientras retorna a su pueblo, o El cuento de la princesa Kaguya (2013), nominada al Óscar y tan dramática como cómica y reflexiva.
Films como los de Takahata revitalizaron la industria de la animación e introdujeron la mirada oriental en las temáticas del amor y la muerte, nutriendo al espectador de otro tipo de sensibilidad. Las joyas del fallecido realizador también servirán para futuros cineastas que quieran entender cómo desarrollar una trama sin caer en golpes bajos ni efectismo.
“Con mis historias trato de animar a la gente a que vivan sus vidas de la forma más intensa posible, que sean la mejor versión de sí mismos y no se dejen distraer por bagatelas como el dinero o el prestigio”, afirmó en 2016 a El Periódico de Catalunya, medio en el que también señaló que le bastaban “placeres pequeños” como un solo rayo del sol de la mañana.
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