Mikeila Borgia: al encuentro del mensaje en lo visual

Por Emilio Gola

El arte visual tiene muchos caminos, y uno de ellos, el conceptual, es el que tomó Mikeila Borgia en materia de trabajo profesional y estilo de vida. De cara a su conferencia del 14 de mayo y en pleno proceso creativo mediante el proyecto "The Calves", la premiada directora de arte, fotógrafa y finalista en el último Sony World Photography Awards, dialogó con Escuela Da Vinci.

Da Vinci - ¿Cómo llegaste a la fotografía conceptual?

Borgia - Hace 15 años que saco fotos. De chica me encantaba hacer sesiones de fotos con mis compañeros del colegio. También con amigos músicos. No pensaba dedicarme, pero se fue dando. Cuando salí del colegio, entré en una carrera fotografía y no paré. Entonces, mi trabajo fue surgiendo a partir de las cosas que me gustaban, como el lenguaje simbólico y la interpretación de significados, o cómo poder contar distintas cosas con pocos elementos, más allá de la imagen.

No era comercial: ¿quién me iba a comprar la foto de un muerto? Pero, al seguir haciendo lo que me gustaba, fui forjando un estilo que empezó a interesar y expandirse. Si hacés lo que te apasiona, es imposible que no te vaya bien.

DV - Tus proyectos atraviesan los campos del retrato, la música, la publicidad y la búsqueda personal. ¿Con cuál te quedás?

B - Prefiero lo personal porque es mi estilo de vida cotidiano. Si eso se vende o no, no me importa. Lo hago porque me permite vivir. Siempre fue un canal para contar lo que me pasaba, sin tener la necesidad de demostrarle nada a nadie. 

Después hay encargos que me permiten hacer lo que quiera. Aunque la publicidad tiene una métrica prolija, me encanta trabajar con músicos, con cualquier artista que tenga ganas de contar algo. Sea una canción o un tema, me gusta poder plasmarlo en algo físico o audiovisual incluso. Un artista me comparte una idea, trabajamos el concepto y después pasamos a la producción. Puedo jugar dentro de mi estilo e intento hacer cosas que tengan compromiso con mi expresión y la del artista. Si algo va en contra de mis principios, no lo hago.

DV - Y dentro de tus gustos, ¿qué temática es la que más disfrutás?

B - Cada proyecto tienen sus necesidades. No hay que quedarse en un campo, sino manejarlos todos. El neón, por ejemplo, permite trabajar con color y otros climas lumínicos. Pero lo que más me gusta es fotografiar personas. Cada una te presenta un desafío; necesito formar un vínculo antes de trabajar para captar algo que ella no sabe de sí misma. Además, eso posibilita que se sientan identificadas y entiendan lo que quiero transmitir de ellas.

DV - ¿Cómo hacés para llegar a la posproducción de la mejor manera? ¿Es un espacio clave en tu labor?

B - Hay que tener una muy buena producción y conocer todos sus eslabones. Necesitás el modelo y ropas necesarios, un buen maquillaje y una buena narrativa lumínica, incluyendo su color. La luz es fundamental, siendo una de los aspectos técnicas que más narran. Además, soy obsesiva y detallista. Tengo nervios antes de los días de rodaje o los workshops, pero los manejo bien.

En la posproducción no hay que arreglar, hay que "volar" y potenciar la calidad de la imagen. El retoque digital tiene que ser para jugar y perfeccionar lo que ya estaba, o añadir otros lenguajes.

DV - ¿Qué fuentes de inspiración tenés?

B - Me nutro de cosas que no tengan que ver con la fotografía o la dirección de arte: leer, la música y el arte performático, entre otras. La música te brinda cataratas de imágenes. También, al ir a una exposición, un museo o simplemente charlar con un amigo, puedo identificar las cosas que me van a dejar hacer algo nuevo.

DV - Fundaste Orange Art Station junto al fotógrafo Manuel Jerez. ¿Qué objetivos posee?

B -  Más que una escuela móvil, es un movimiento que ya tiene cuatro años de vida. Damos fotografía, retoque digital, dirección de arte y posproducción en distintas áreas. También hacemos mucha fuerza en los temas de iluminación. Nuestra idea es que la educación no esté ligada a un solo espacio y, por eso, viajamos a donde no llegan las capacitaciones. Así, transmitimos las ganas de hacer lo que amás, sea lo que sea: queremos formar "soldados" creativos.

DV - ¿Cómo llegaste a la docencia?

B - La mayoría de las cosas las hago de "caradura". No me importa lo que piensen o digan. Me di cuenta de que dar clases, tener dinámica de grupo y que la gente se entusiasme con lo que les mostrás o decís son de las cosas más nobles que te pueden pasar. Me apasiona. Además, al repasar mi árbol genealógico, vi que en mi familia había muchos docentes.

Tuve la oportunidad de estar en congresos y charlas, con posibilidades que se abrieron al estar con gente de acá y de afuera. Además, con el coaching, puedo transmitir cuestiones inspiracionales para que la gente se motive y haga lo que desee.

DV - ¿Qué nos podés contar acerca de la iniciativa "The Calves?

B - Es un proyecto distinto, que va en forma de serie. El pelo es un gran símbolo de belleza, así que tomamos distintos artistas reconocidos y los dejamos calvos, es decir, los despersonalizamos y les añadimos algún elemento que los representara. Así, logramos retratos diferentes. Por ejemplo, trabajé estas ideas con el actor Toto Ferro y la cantante Cazzu. Nos divertimos mucho.

DV - ¿Cómo regulás los recursos para construir tu arte? 

B - A veces no los tenés, pero sí algún elemento que abunda y que se convierte en una de las claves para activar la creatividad. Ese tipo de fotos es el que más me llega.

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